Yharnam, en otro tiempo considerada la cúspide de la civilización, sufre una terrorífica maldición. En lo más profundo de las entrañas de la ciudad se extiende un laberinto subterráneo conocido como la Tumba de los Dioses, donde se halló una sustancia única: la vieja sangre, un néctar proveniente de los mismísimos dioses primigenios. Sus descubridores, cegados por sus pecaminosas ambiciones, la consumieron y condenaron a los humanos a caer en desgracia debido a la infección de las bestias latente en su interior. Tan solo un lúcido y resiliente Cazador puede detener la noche antes de que sea eterna.